Quizá la diferencia de precios marque distancia comercial, pero ambas SUVs son propuestas similares en movilidad, con curiosos contrapuntos debajo del cofre
CHOQUE DE IDEAS
Santa Fe and Murano
Las llamadas SUV medianas no apelan al consumidor masivo que busca una carrocería versátil de precio razonable, que sea útil para casi todas las tareas extramuros del núcleo familiar. Para eso figuran las camionetas compactas y subcompactas, donde se concentra el grueso de las ventas en nuestro país. Sin embargo, este escalón hacia arriba figura por otras necesidades y requerimientos.
Para empezar, son vehículos de lujo orientados a una clase media pujante, con buenos ingresos y diversas posibilidades viajeras o de entretenimiento fuera de las urbes. Lo interesante para el automovilista nacional es la variada oferta de ejemplares hoy disponible. Por esa razón hemos confrontado a dos SUVs que apuntan a clientes parecidos que son tentados con planteamientos mecánicos y de concepto sensiblemente diferentes.
Tallas similares
Cuando Hyundai arribó a México, casi nadie conocía su gama, por lo cual los nuevos coches y SUVs eran toda una novedad para el cliente mexicano. Mientras, Nissan, más que reconocible por el consumidor local, “jugaba” con algunos ejemplares que no cuajaban con la recepción del automovilista nacional. Así, su camioneta mediana Murano, precursora de las formas que hiciesen popular al concepto crossover, quedaba fuera por varios años de las vitrinas mexicanas. Por su parte, Hyundai nos dejaba conocer la célebre Santa Fe tras una corta y experimental intentona con su ix35, más enfocada al consumidor europeo. Pero es de sabios recapacitar y la firma coreana reorientó su oferta con esta camioneta, unos 18 centímetros más corta que la robusta Murano, casi una variación de segmento o escalón.
Curiosamente, ambas cabinas son muy próximas en espacio y comodidades, por lo cual en este rubro resultan muy satisfactorias para su cliente objetivo. La primera fila dispone de sillones motorizados, que en el caso de la Nissan incluyen calefacción y ventilación. La segunda fila de las dos también es amplia para pasajeros de talla grande y abatibles, para ganar volumen a una cajuela de buen tamaño aunque con distintos extras. Mientras la Murano mantiene la rueda de refacción adentro, la Santa Fe la ubica por debajo y fuera pero gana huecos extra en su piso dividido, lo que facilita el acomodo de objetos más delicados o llamativos.
Si hablamos de calidades, la Nissan Murano se encuentra un paso adelante; se nota la herencia de su plataforma de los sedanes medianos y los acabados son muy buenos. Luce un diseño más conservador, incluso puede calificar de veterano pero es muy competente. Cosa contraria ocurre con la Hyundai Santa Fe, que ofrece más compartimentos y soluciones; apuesta por un estilo más fresco y desenfadado, aunque algunos plásticos y terminados no logran la presentación de la japonesa.
POSMODERNA. La última Nissan Murano exhibe una imagen más arriesgada por atrás, aunque por debajo no cambia tanto.
El contraste Donde ocurre el cambio más dramático es en el corazón mecánico. Mientras la camioneta de Corea del Sur presenta un motor de última generación –dos litros turbocargado, inyección directa–, la representante de Japón se reafirma en un V6 de 3.5 litros atmosférico de la vieja guardia. Las potencias de ambos endotérmicos son cercanas –240 HP para Hyundai, 252 para Nissan–, con una ligera ventaja en el torque para el soplado artificialmente; 260 lb-pie en Santa Fe, 240 en Murano. También la gestión de estas energías corre por cuenta de transmisiones automáticas disímbolas.
Si para la coreana se recurre a una de engranajes planetarios con seis escalones, para la nipona la solución es una tipo CVT, que simula engranajes. En la prueba de manejo, también surgen las variaciones que confirman las filosofías de cada casa. En el caso de la Santa Fe, su marcha califica de un tanto áspera, ocasión de un chasís menos pulido acoplado a una dirección más rápida, que se traduce en un manejo ágil y fácil de llevar.
DE CALIDAD. El interior nos remite a los medianos de la casa, con las ventajas añadidas de muy buenos materiales y terminados notables.
Por su parte, la Murano acusa la edad de su base y se percibe más pesada al volante. Eso sí, la suspensión luce su refinamiento y nos trata mejor en caminos maltrechos. En términos dinámicos, la Nissan exhibe una relativa parsimonia frente al brío de la Hyundai, que gracias a sus programas extras –Eco y Sport–, nos facilita hasta cierto punto seleccionar el carácter del tren motor durante nuestra incursión urbana o viajera. En contraste, la Murano no dispone de programas y su tren motor tiende a ser más glotón de lo esperado, porque los modales suaves tienen que extenderse durante la experiencia de manejo para lograr un gasto de combustible razonable.
El tema de las SUVs medianas siempre llama la atención de los automovilistas tradicionales. Ambas son muy competentes pero el diferencial de precio y el motor turbo hacen de la coreana una opción muy tentadora. La nipona apunta al usuario tradicional.
Conclusión
Con una diferencia de precios sobre los 200,000 pesos –casi 744 mil de la Murano contra 550 mil de la Santa Fe–, pero con un equipamiento y amenidades bastante cercanas, la decisión queda finalmente del lado financiero. Es cierto, la Nissan observa una mejor marcha y su calidad es muy buena. Pero la Hyundai exhibe una etiqueta bastante razonable y si bien no todo lo que se ve enamora, puede gustar a largo plazo. Una situación interesante, no tan delicada si lo vemos desde el lado de costo, pero que también apela al gusto conservador de tantos automovilistas mexicanos.
ATREVIDA. Dada su juventud en México, la Hyundai puede jugar con más figuras y formas, lo cual agradece el usuario pragmático pero moderno.
INTIMIDADES
- Abundan los huecos para guardar objetos, un punto bienvenido por las familias viajeras.
- Las vestiduras de símil de piel tienden a ensuciarse con facilidad. Oportunidad de mejora.
- La interfaz del infotenimiento resulta más amable e intuitiva de operar.
Ellas Opinan
“Para el segmento femenino, considero que ambas tienen cualidades distintas: Santa Fe Sport ofrece confort para paseos familiares, rondas escolares o viajes largos en pareja –o con amigas–; es fácil de manipular (aunque le faltan las paletas, que son muy cómodas para carretera) y aparte es discreta a la vista, lo cual se agradece como mujer viajera. Murano, por su parte, tiene un aspecto más llamativo, pero luce muy sofisticada.
La siento bastante citadina porque casi no gastó gasolina en recorridos largos y con tráfico, a pesar de su potencia y tamaño, y porque al interior es tan espaciosa como para ser una extensión de cualquier clóset u oficina; en sus amplios compartimentos se pueden guardar pequeños bolsos, cosmetiqueras y tabletas (o CD, porque algunas mujeres amamos eso de Nissan)”.