El Q3 ha madurado lo suficiente como para convertirse en un todocamino compacto tan próximo al Q5 que, incluso, puede robarle ventas a éste. Llevará motores Mild Hybrid
AVENTURERO. Junto a la tracción quattro, el Q3 contará con otra herramienta de gran ayuda en pistas: un control de descenso.
Audi tiene un inal de año movido ya que, a los lanzamientos de Q8 y A1 Sportback, se suma el del nuevo Q3. La segunda generación del todocamino medio está lista para debutar antes de 2019. Y el objetivo es claro: ser uno de los SUV premium más vendidos frente a propuestas tan exquisitas como BMW X1, Range Rover Evoque, Volvo XC40… No lo tiene fácil, pero a su favor juega un salto evolutivo muy importante.
Para empezar, el diseño, porque el Q3 tiene ahora los rasgos deportivos de sus hermanos de gama, realzado en caso de montar los paquetes S Line opcionales. De puertas para dentro también se aprecia un ambiente en la línea de los últimos lanzamientos de la marca germana, con materiales más lujosos como el cuero y la Alcántara y un sistema multimedia puntero, cuya pantalla está ligeramente orientada al conductor como sucede, por ejemplo, en la berlina A6.
El renovado Q3 mide 4,48 metros de largo, 1,84 metros de ancho y 1,58 metros de alto. La distancia entre ejes es de 2,68 metros, unos siete centímetros más larga, así que es previsible que el espacio disponible para los pasajeros traseros se haya incrementado para que puedan viajar de forma más confortable. El maletero también se beneicia del crecimiento que ha dado el modelo, ya que cubica entre 530 litros y 675 litros en función de la posición de la banqueta trasera, ya que ésta se desplaza 15 centímetros gracias a unos raíles ubicados en el suelo.
